El mito de los hombres
excepcionales: los conquistadores no fueron grandes estrategas ni héroes
homéricos ni nada por el estilo. Analfabetos en su mayoría, muchos artesanos,
jóvenes hambrientos de gloria y de dinero (más esto que lo otro), decididos
hasta el homicidio para lograr sus objetivos.
El mito de que era un
ejército organizado por la Corona: eran todas iniciativas individuales, que
muchas veces chocaban con los intereses y órdenes del Rey (recordemos al propio
Hernán Cortés).
El mito de la raza: no
solamente eran blancos los que conquistaban, los había negros, que además no
eran sólo infantería de choque sino que también los había como oficiales de
mando.
El mito del fallo
comunicativo: de alguna manera los conquistadores lograron comunicarse con las
comunidades aborígenes en la mayoría de los casos, especialmente a través de
tribus vecinas o enemigas de las que trataban.
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